Educación para la salud del paciente y la práctica de la medicina basada en evidencias
La práctica eficaz de la medicina basada en la evidencia requiere de la aplicación de la “mejor evidencia disponible” para cada paciente care. Si bien existe consenso en que es fundamental incluir las preferencias individuales de los pacientes en la toma de decisiones médicas, la mejor forma de involucrar a los pacientes en el proceso no está clara.
Las preferencias del paciente puede ser dictadas por las circunstancias específicas, tales como la edad, así como por las experiencias del pasado y los valores culturales.
Cada vez más, la evidencia muestra que los resultados de salud del paciente y la toma de decisiones están fuertemente asociados con la educación para la salud, la que no se evalúan regularmente durante los encuentros clínicos.
Problemas con el conocimiento de salud son comunes, y el Instituto de Medicina estima que más de 90 millones de adultos en los EE.UU. tienen dificultades en la lectura, la interpretación o la gestión relacionada con la información en salud.
El bajo conocimiento en salud está asociado con resultados de salud pobres, aun cuando los resultados son ajustados por posibles factores de confusión como la edad, el sexo, los ingresos, la educación y la etnia.
Los hijos de padres con baja alfabetización en salud son menos propensos a tener un hogar saludable, y si tienen asma, son más propensos a tener síntomas moderados a graves y faltar a la escuela más que los niños cuyos padres tienen un conocimiento adecuado de salud.
Una revisión sistemática del efecto de la educación para la salud, en los pacientes adultos que se encuentran bajo la alfabetización, se asocia con aumento de la hospitalización, menor recepción de los servicios preventivos recomendados, tales como vacunas contra la gripe y la mayor dificultad con el uso de la medicación adecuada.
Un estudio reciente en el British Medical Journal identificó una asociación entre la baja alfabetización en salud y aumento de la mortalidad en la mayor personas.
La alfabetización en salud también se relaciona con las decisiones que hacen sobre su cuidado los pacientes y el grado en que se involucran en la toma de decisiones compartidas.
Los padres con baja alfabetización en salud, son menos propensos a decir, que se sienten involucrados en la toma de decisiones médicas de su hijo, en comparación con padres con alta educación para la salud.
Es importante destacar que la alfabetización sanitaria baja no se debe confundir con los valores del paciente o sus preferencias.
En el diseño de los materiales de los pacientes, los profesionales sanitarios deben asumir una alta prevalencia de baja alfabetización en salud en la población y en los sistemas de salud. Las reformas deberían centrarse en identificar y eliminar las barreras relacionadas con la alfabetización y la atención.
Las intervenciones pueden incluir la simplificación de documentos complejos, lo que garantiza, que todos los materiales de los pacientes están libres de jerga médica y escrita en los niveles básicos de alfabetización, desarrollo de herramientas alternativas para pacientes, como vídeos o módulos informáticos interactivos y el uso de portales para ayudar a los pacientes con enfermedades crónicas complejas.
Para los pacientes, las habilidades de alfabetización en salud deben ser incluidas en el plan de estudios de educación general y en la educación continua.
Por último, más investigación es necesaria para identificar intervenciones adicionales que pueden mejorar la baja alfabetización en salud en la práctica clínica, mejorar las habilidades de comunicación del proveedor y reducir esta barrera significativa a la asistencia sanitaria de calidad.
Fuente: Kistin, Caroline J. (2012) Patient health literacy and the practice of evidence-based medicine. Evid Based Med 2012;17:135-136.Extracto revisado y traducido de la web el 29 de septiembre 2012.
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