Gracias por saber mi nombre

Leyendo la revista American Journal of Nursing de este mes encontré un artículo de reflexión llamado ‘To the Nurse Who Knows My Name …’ ( A la enfermera quien conoce mi nombre) escrito por Folasade Kolade, una estudiante de enfermería norteamericana.

Folasade escribe sobre una experiencia tenida en un turno de noche en un servicio de psiquiatría en donde había un paciente agitado encaramado en una ventana. Ella recordó cuando su abuelo, un curandero tradicional y de herbolaria, le dijo que si le habla a una persona enferma mental por su nombre, él o ella se detenía y ponían atención a quien le hablaba.

Folase se acercó a las enfermeras que estaban tratando de controlar al paciente y viendo el nombre en la ficha le llamó al paciente pronunciando bien su nombre pues era francés. Al instante el paciente se tranquilizó y la miró. Las colegas la instaron a seguir hablándole. Lo que llevó al paciente a calmarse y volver a su cama.

Pronto terminó Folasade su rotación y se trasladó a otro servicio, pero la experiencia se quedó con ella, hasta el punto que más tarde regresó a esa unidad a preguntar acerca de ese paciente. Había sido dado de alta, pero había dejado una tarjeta de agradecimiento para ella (probablemente escrito con la ayuda de un familiar) que decía: “Para la enfermera que sabe mi nombre … Gracias por llamarme a la cordura!”

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